jueves, mayo 31


Special


I'm living without you
I know all about you
I have run you down into the ground
Spread disease about you over town

I used to adore you
I couldn't control you
There was nothing that I wouldn't do
To keep myself around and close to you

Do you have an opinion?
A mind of your own?
I thought you were special
I thought you should know
But I've run out of patience
I couldn't care less

Do you have an opinion?
A mind of your own?
I thought you were special
I thought you should know

I used to amuse you
I knew that I'd lose you
Now you're here and begging for a chance
But there's no way in hell I'd take you back

Do you have an opinion?
A mind of your own?
I thought you were special
I thought you should know
But I've run out of patience
I've run out of comments
I'm tired of the violence
I couldn't care less

I'm looking for a new
I'm looking for a new
I'm looking for a new
I'm looking for a new

We were the talk of the town
We were the talk of the town
We were the talk of the town
We were the talk of the town

I thought you were special
I thought you were special
I thought you were special
I thought you were special

 Special
Garbage
Version 2.0
1998

sábado, mayo 26

"Here shall we live in this terrible town
Where the price for our eyes
Shall squeeze them tight like a fist
And the walls shall have eyes
And the doors shall have ears
But we’ll dance in the dark
And they’ll play with our lives
[...]"
Slow Burn
Heathen, 2003.
David Bowie



¿Por qué medio se pierde el asombro? Parece que es un engaño que el asombro se pierda mediado por otra cosa, o que lo atraviese otra cosa hasta tragárselo. ¿Cuándo las cosas comienzan a hacérsenos familiares? Quizá ingenuamente podría decir que desde el primer momento se nos hacen familiares, que no hay un antes de la familiaridad. Quizá lo que hay es un modo de asombro que ya de suyo, de invocarlo nos es familiar. Decía Horneffer bien atento -Lo que debería hacerse es, obligarse a que la experiencia llegue al thauma-. Ahora pienso en ese obligarse, precisamente lo que de asombroso tienen las cosas no es algo obligado, ni construido.
...No sorprenderse de lo extraordinario. De lo extra-ordinario no se hace ciencia (quizá no, porque aparece por instantes), sino de lo más ordinario (lo que aparece continuamente, creo). Estos instantes trans-forman pero no se hacen patentes, incluso en tratar de olvidar la experiencia (de los instantes de lo extra-ordinario), habría una trans-formación negativa, huyendo del todo para refugiarse en la cotidianidad. En el instante se alcanza a ser uno con el otro.
Lo que habría de hacerse es no con-fundir extra-ordinario con ordinario. Con sus modos de ser.



domingo, mayo 13

Objetos colapsados por acción de la gravedad...

sábado, mayo 12

A mí me pasaba al revés. Mientras que todos los chámacos de mi edad, incluyendo a mi hermano, se la pasaban rompiéndose piernas y brazos, partiéndose la cabeza, y en fin, haciéndose heridas al por mayor; me pregunto si en una de esas, se habrán dado cuenta que no sólo se les partía la cabeza o se les rompía el brazo o la pierna, sino más bien la existencia... En cambio yo, me pasé gran parte de la infancia sin saber de esos dolores, claro que me hice algunas heridas y me di algunos golpes, pero, nada considerablemente fuerte como para advertir mi frágil existencia. Supongo que, debido a todo lo mencionado antes, de alguna forma tuve que inventarme un método para sentir eso (y quién sabe si uno se inventa esas cosas). 
Comencé de muy niña, y con cosas muy tontas; me escondía cosas y luego ya no sabía dónde buscarlas, y menos dónde encontrarlas, me cambiaba la hora del reloj para llegar más temprano o más tarde... Así fui practicando durante algún tiempo, hasta que a veces en sueños también me hacía esas cosas, y me despertaba muy confundida creyendo que eran las seis de la mañana pero en realidad eran las seis de la tarde. El juego (¿el juego?) después fue aumentando de dificultad. Me daba por jugar a que de verdad me hacía heridas o que algo se me partía o que me rompía algo, creo que así fue como fui a dar al hospital por una autointoxicación medicamentosa, que derivó en una terrible gastritis que hasta la fecha sigo teniendo. No, el caso no era morir, el caso era sentir la aparente delgada línea de la quebradiza existencia mía. 

Yo creo que aún no lo logro del todo, lo sé porque nadie se la aplica mejor que yo a mí misma; es decir, todavía encuentro la posibilidad de sabotearme a gusto. ¿quién sabe cuánto tiempo me falta?