Fue un sentimiento extraño en el sueño.
La casa era grande y un poco oscurecida... En mis manos había una muñeca mediana; los brazos, piernas y cabeza son de hule, el cuerpo de trapo, de tela, que parecía ser floreada pero, que estaba sucia, ennegrecida, su interior, su cuerpo, relleno de algodoncillo. La cara de la muñeca, el rostro es raro, un lado, el lado izquierdo, aún bien pintado, la boca roja, el ojo la ceja y la pestaña; el lado derecho sin pintar ningún rasgo, tallado un poco el plástico de la cara. La muñeca es causa de algo, causa un sentimiento extraño, como cuando los frenos del coche no responden, pero no son los frenos los que no responden sino los pies. De alguna forma había que deshacerse de ella, de la muñeca pues. Irse no es tan fácil. Hay muchas formas de irse, salir por la puerta dejando todo atrás, sí, pero no es la única forma de irse, quiero decir pues que, irse la materia muy fácil, pero siempre queda como tierrita, como en el agua de jamaica, al final siempre hay algo que no termina de irse.
Se me ha ocurrido que para irse la muñeca, lo raro es no saber por qué el imperioso deseo de que se vaya, podría ofrendarla a Visnu, dársela en su lengua; para ello, hacer un fuego primero, que evidentemente representará la lengua, hacer el fuego sobre un mandala. He trozado las extremidades de la muñeca, piernas, brazos, cabeza, en una mano me quedan entonces los miembros, en la otra el torso, apenas he lanzado los extremos al fuego sagrado se ha formado otra muñeca en la mano ya vacía de ellos, del torso en la otra mano se han desarrollado nuevas partes y cabeza. La sorpresa y el horror casi al mismo tiempo, no, no, al mismo tiempo, no hay modo de destruir la muñeca, cualquier método será inútil y sólo acrecentará el número de las muñecas. No hay modo y no lo habrá. De pronto una posibilidad aparece, ¿y si la muñeca no es la muñeca, o si no es la muñeca? O más bien sí es la muñeca pero ella a través de algo que sigue moviéndose. La muñeca somos yo. No servirá destruir la muñeca solamente.