lunes, agosto 26

Mi pueblo se llamará Conejos, por nada en especial, sólo porque se puede. Siempre he tenido la sensación, especialmente ayer domingo frente a la recaudería, de que seré indigente en algún momento. Me veo con los pelos tiesos, la piel sucia, unos pans, tal vez azules o rojos, rotos y orinados, una camiseta negra con las mangas recortadas a mano, una chaquetita con bolsas, dentro de las cuales habrá un cuartito de anís mico, bastón y tenis abiertos de la suela. Seguramente oleré muy rico, a orines, grasa, alcohol e.t.c. Lo mejor será pasar a lado de las personas para hablarles sobre Conejo y lo bien que se está allí.

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